Marité Gallardo, Perú
Mi nombre es Marité Gallardo, tengo 33 años y en enero del 2019, la depresión que venia arrastrando por muchos años, reventó. Por ello, decidí seguir un tratamiento psiquiátrico producto de la incapacidad que sentía en ese momento de manejar mis emociones y mis reacciones y haber entrado en un círculo de desencuentros y tristeza profunda, todo junto hizo desear que mi vida se detuviera.
Luego de casi dos año de medicación, solo alcancé estacionarme en un periodo de adormecimiento y desconexión conmigo misma y con mi entorno. Ya no lloraba, ni sentía los ataques de frustración.. pero tampoco sentía nada, no había ninguna emoción honesta de mi parte.
De pronto, comenzó la pandemia y con ella el mandato de aislamiento total. En ese momento, al estar completamente aislada de todo, me propuse dejar los antidepresivos, era agosto del 2020 y cómo deseo de vuelta al sol pedí que el universo me ayudase a dejar las pastillas. Luego de dos dias de haber bajado la dosis como se me indicó clínicamente, experimente síntomas de abstinencia severa, mareos, ataques de pánico, temblor de cuerpo, sudores fríos y mucho miedo… pero el universo fue un buen receptor de mi deseo, y me llevo con Shori.
Le conté con mi caso, yo estaba muy conmovida, porque a mi edad y con mi fuerza, me preguntaba cómo podía haberme vuelto dependiente de un químico que me producía esos efectos, cómo había podido perder la capacidad de llevar mi vida sin depender de nada.
Con Shori inicie un tratamiento completo: alimentación, cbd y mucha confianza en el proceso. Por un lado la alimentación, diversos batidos de alfalfa, cúrcuma y semillas de cacao me devolvieron muchísima fuerza física y mental. El cbd, por su parte, me ayudo muchísimo a poder dormir de manera ordenada, y a disminuir la abstinencia que venia experimentando con el fármaco.
Mi cuerpo comenzó a responder muy rápido, sentía mucha paz y mucha fuerza, mucha claridad de pensamiento y sobre todo, mucho amor.
Hoy, 20 de febrero del 2021, ese deseo de cumpleaños está cumplido, finalmente el universo se manifestó y me devolvió la conexión conmigo, me devolvió la capacidad de volver a sentir y poder seguir adelante con mi vida. La incondicionalidad de Shori, su respuesta siempre presta y clara, el tono de su voz que despertaba en mi una extraña tranquilidad que me devolvía inmediatamente la confianza, la entrega con la que me acompaño cada sesión, y su creer infinito en su propósito de vida, cambiaron mi vida para siempre.
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